Liubliana, conocida por los eslovenos como Ljubljana, es, al igual que el resto de Eslovenia, un lugar bastante ignoto aún en cuanto al turismo masivo se refiere. Los paisajes de este país nos resultaban tan parecidos a los de Navarra, Huesca y País Vasco que nada más cruzar en tren la frontera entre Italia y Eslovenia ya nos sentíamos como en casa. Desde la ventanilla observábamos escarpadas cumbres de roca caliza y frondosa vegetación.
Pequeños pueblecitos salpicaban la idílica estampa. A Eslovenia fue llegar y pensar: qué pena no poder estar más días. Y es que nuestra decisión de visitarla fue repentina e impulsiva, ya que nos encontrábamos de Interrail por Italia y Grecia y por desgracia teníamos los días contados.
La verdad es que lo idílico es viajar sin limite de tiempo, pero en esta ocasión, no era así. De hecho, exceptuando una parada que hicimos para visitar las impresionantes cuevas de Postojna, nuestro principal objetivo era simplemente visitar la capital. Y así lo hicimos.
Como llegar a Liubliana
Aunque de este viaje ya hace unos añitos, las cosas no han cambiado mucho con respecto a los vuelos para llegar hasta allí, y de hecho, a día de hoy sigue sin haber vuelos directos desde España. No obstante, prácticamente desde casi cualquier mediana o gran ciudad del norte de Italia se puede llegar fácilmente en tren, como hicimos nosotros, disfrutando de unos increíbles paisajes. Me atrevería a sugerirlo como una opción ideal para completar el típico circuito Roma, Florencia, etc.
El alojamiento
Nuestras dos noches en Liubliana las pasamos en el Zeppelin Hostel. Es una alojamiento sencillo con habitaciones tanto comunes como privadas. Lo mejor, su ubicación a cinco minutos andando de la estación de tren y a tiro de piedra del centro.
La visita
Lo primero que sorprende al visitar Liubliana es descubrir que realmente es bastante pequeña pero con una gran cantidad de atractivos. Prácticamente casi todos ellos están concentrados en una zona relativamente reducida, por lo que es fácil recorrerla a pie. A los amantes de las ciudades con encanto les fascinará.
Tras dejar los trastos en el alojamiento nos fuimos a recorrer:
– El paseo junto al río. Aunque puede recorrerse en un barquito turístico o alquilando una canoa, nosotros lo hicimos andando, y es que nada más llegar todavía nos pilló con fuerzas. El río en cuestión se llama Ljubljanica y aporta mucha vida y ambiente a la ciudad. Sobre él destacan varios puentes de renombre.
– El Puente de los Dragones. Sin duda el lugar más fotografiado de la ciudad. Lo presiden unas enormes esculturas del archiconocido Dragón de San Jorge.
– El Puente de los Zapateros. Situado en un área algo más moderna de Liubliana, no es tan conocido como los otros pero los amantes del arte no querrán perderse esta zona, reina indiscutible del arte alternativo.
– Puente del Carnicero es el típico puente de los enamorados, todo lleno de candados. En fin, sin comentarios. Para gustos los colores… y los candados.
– Plaza Preseren: La primera parada junto al río la hicimos en esta conocida plaza, lugar de reunión de locales y foráneos. Dos de los principales reclamos turísticos de Liubliana se encuentran en esta plaza: El Triple Puente y la Iglesia de la Anunciación. Frente a la plaza encontraréis la oficina de turismo donde se pueden contratar tours. También podéis lograr un tour gratuito en la página o incluso hacerlo en bicicleta. Aquí os dejo este enlace, www.freetour.com/es/ljubljana, para poder contratar ambos tipos de tours.
– El Mercado Central: Se encuentra entre el Triple Puente y el Puente de los Dragones, concretamente en la plaza Vodnik. Es toda una curiosidad tanto por el edificio como por los numerosos puestos que alberga. Si queréis visitarlo puede hacerse de lunes a sábado y es recomendable comer algo en los puestos de al lado.
– El Ayuntamiento se encuentra situado en la plaza Mestni. Era uno de los principales lugares de la ciudad medieval hasta que un terremoto que tuvo lugar en 1511 derrumbó la mayoría de sus edificios y estos fueron sustituidos por otros de estilo renacentista y barroco. Esto hace que la propia plaza sea de gran interés arquitectónico, incluyendo especialmente la fachada del ayuntamiento. La conocida Fuente de Robba también se encuentra en esta misma plaza.
– La Catedral de San Nicolás tiene gran relevancia religiosa en la ciudad. Destaca arquitectónicamente por su original cúpula de color verde. En las puertas laterales puede encontrarse la historia de Eslovenia tallada en bronce. En el interior también se encuentran expuestas numerosas obras.
– El Parque Tivoli es otro punto de encuentro de la ciudad y alberga una biblioteca, un invernadero y una piscina. En él se organizan numerosos eventos de la ciudad, por lo que se trata de un punto neurálgico de la misma.
– El Castillo de Liubliana: Se trata de un castillo medieval que se encuentra en la zona alta de la ciudad, más concretamente sobre la Colina del Castillo. Si no queréis andar más, podréis llegar hasta allí en un pequeño trenecito turístico que tiene paradas en los lugares más emblemáticos de la ciudad.
También hay un funicular acristalado con el que se tarda muy poco en subir. Se puede entrar en algunas zonas de manera gratuita, pero para subir a las torres o ver las exposiciones hay que hacerse con la entrada que cuesta unos 7,5 euros.
A ver, el castillo por dentro no es nada espectacular. Realmente lo que más merece la pena del castillo es disfrutar de las maravillosas vistas de Liubliana y sus alrededores que ofrece desde su privilegiada ubicación.
– El barrio de Metelkova. Este antiguo cuartel militar volvió a cobrar vida tras haber sido abandonado gracias a los artistas que se ofrecieron desinteresadamente a pintar sus fachadas en 1993. A día de hoy es sede de numerosos conciertos, exposiciones y demás temas relacionados con el arte alternativo en general.
– El Nebotičnik. Esta palabra tan facilita, en esloveno significa «rascacielos». Es el noveno rascacielos más alto de Europa. Alberga tiendas y oficinas en sus plantas más bajas y viviendas en las más altas. También hay un bar en el que poder tomarse algo mientras se disfruta de unas impresionantes vistas de la ciudad.
Lo ideal tras finalizar todo este recorrido por Liubliana es sentarse en una terraza junto al río. Además de ver pasar a la gente, se disfruta de lo lindo con los músicos callejeros.
Nos llamó especialmente la atención…¡lo guapa que es la gente! Las orillas del Ljubljanica se nos revelaron como todo un front row no apto para gente con complejos.