“Un lago es uno de los rasgos más bellos y expresivos de un paisaje. 

Es el ojo de la tierra y mirándose en él descubre el observador

la profundidad de su propia naturaleza”. 

“Walden“, Henry David Thoreau. 

 

Es un auténtico placer visitar el Parque Nacional Glacier en cualquiera de sus cuatro estaciones. Está situado en el estado norteamericano de Montana, junto a la frontera canadiense. Esto dota a sus paisajes montañosos de cientos de lagos cristalinos de ensueño. Y lo de cristalinos no es un decir.

Como el plancton no puede crecer en estas frías aguas, en ellas se reflejan bosques y lagos y, sobre todo, el cielo infinito. Por lo mismo, se transparentan sus pedregosos y coloridos fondos, incluso a gran profundidad.

Algunos de estos lagos, como el lago McDonald, presumen de tener una enorme cantidad de guijarros, piedras y rocas de los más variados colores adornando sus fondos y orillas. Todo un arcoiris que va desde el granate hasta el verde y el azul, pasando por una gran escala de blancos, negros y grises.

El lago McDonald es el más grande del Parque Nacional Glacier con una superficie de más de 27 km^2. Sus heladas aguas llegan a alcanzar los 15 kilómetros de longitud y los 141 metros de profundidad, por lo que también se lleva el título de ser el lago más largo y profundo del parque.

El color de las rocas depende principalmente de los minerales que las componen. Y en el lago McDonald no iban a ser menos. Las de tonos rojizos deben su color a la mayor o menor presencia de hierro en su composición. También a la exposición que dicho hierro ha tenido al oxígeno y por tanto, al fenómeno de la oxidación.

Las rocas de color verdoso no es que contengan menos minerales. Simplemente provienen de una mayor profundidad y han recibido una menor exposición al oxígeno. Los colores de las piedras del lago McDonald también están en estrecha relación con las diferentes épocas en las que las rocas se formaron.

Estas rocas se convirtieron en piedras de todos los tamaños cuando los glaciares hicieron su aparición. Estos las partieron y las esparcieron cual reguero de confeti. Los ríos terminaron de hacer el trabajo arrastrándolas, esparciéndolas, moldeándolas y alisándolas. De este modo se logró conseguir este puzzle de colores que es el fondo del lago McDonald.