Sepilok es conocido especialmente por su Centro de Rehabilitación de Orangutanes. La gran mayoría de los viajeros llegan pensando en visitar dicho lugar. Pero Sepilok, a pesar de no ser muy grande, esconde además algunos rincones inolvidables.
Es por esto que decidimos hacer una parada en esta pequeña población antes de continuar nuestro viaje hacia Langkawi.
La manera más directa de alcanzar Sepilok es llegando al aeropuerto de Sandakan, y de ahí, por transporte terrestre a Sepilok (20 minutos en taxi, unos 42 RM). También hay quien prefiere tomar un autobús desde Kota Kinabalu, pero si lo hacéis por ahorraros el avión, podréis comprobar que la diferencia no merece la pena. Tampoco el paisaje, desgraciadamente, lo merece. Las plantaciones de palma se suceden una tras otra haciendo el paisaje monótono, además de triste.
Nosotros en este caso llegamos a Sepilok procedentes del río Kinabatangan, a donde habían venido a buscarnos los chicos de Borneo Travel Network. Tardamos en llegar a Sepilok algo menos de dos horas en la van, y una vez allí procedimos a instalarnos en el alojamiento que habíamos reservado.
Alojamiento en Sepilok
El número de alojamientos en Sepilok es bastante reducido, sin embargo, podréis encontrar precios de lo más variado.
Nosotros nos hospedamos en el Sepilok Jungle Resort. Lo escogimos sobre todo por el precio y por la piscina. Después de tantos días de calor en la selva nos lo merecíamos.
Aunque las anticuadas habitaciones pedían a gritos una remodelación, nos sentimos recompensados al descubrir que dentro del recinto hay una exuberante zona de jardín selvático atravesada por un río. Con paciencia y silencio se avistan animales, especialmente aves. También encontramos varios ejemplares de Árbol del Viajero, nuestro talismán allá donde vamos.
Centro de rehabilitación de orangutanes
Como ya os he comentado, la atracción estrella de la zona es el Centro de Rehabilitación de Orangutanes. Nosotros ya habíamos visitado el de Semmengoh, cerca de Kuching, y la experiencia nos había encantado. También llegamos a ver orangutanes en libertad en el río Kinabatangan, así que respecto a este tema nos dábamos por satisfechos.
No obstante, nos acercamos por el Centro de Rehabilitación para echar un vistazo a las instalaciones, ya que tan solo estaba a cinco minutos de nuestro alojamiento. De entrada he de decir que ya simplemente desde la puerta todo se veía muy cuidado y no tan salvaje como en Semmengoh. También la entrada es más cara, ya que en Semmengoh pagamos 10 RM y aquí era de 30RM.
Para nada me imaginaba que en breves momentos iba a vivir una de las experiencias más bonitas de todo el viaje.
Cuando nos disponíamos a marcharnos tras haber estado fotografiando la entrada del Centro de Rehabilitación de Orangutanes, vimos en la distancia a una persona caminando de la mano con un pequeño orangután. Nuestros ojos se abrieron como platos, ya que estábamos fuera del recinto. Al irse aproximando nos dimos cuenta de que era un trabajador del Centro. Le pregunté cómo es que iba paseando por la calle con el orangután. Me dijo que era una orangutana, que se llama Michelle, que tiene 11 años y que a veces aparece durmiendo en el restaurante del Sepilok Jungle Resort. ¡Nuestro hotel! Y pensar que aquella misma mañana habíamos estado paseando por las cercanías del restaurante. (Hay que aclarar que el restaurante está en medio de la selva y es al aire libre). Cuando esto sucede, los trabajadores del hotel llaman al Centro por teléfono y van a buscarla.
Total, que mientras estoy hablando con el cuidador, noto que me agarran de la mano. Una manita rugosa, dura pero suave. Era Michelle, claro. Me miraba fijamente a los ojos como diciendo ¿y tu quien eres?. El cuidador me dijo que tenía que llevarla al Centro de Recuperación. Le pregunté si le pasaba algo y me contestó que afortunadamente no tenía nada, pero que era mejor que comiera algo.
Al igual que en Semmengoh, en el Centro de Recuperación de Orangutanes de Sepilok ofrecen comida a los animales un par de veces al día. En este caso el horario es a las 10 a.m. y a las 3 p.m. Los orangutanes realmente están en libertad, pero saben que, si no encuentran suficiente alimento en la selva, cada vez más escaso, allí siempre encontrarán algo extra.
Michelle fue cogiendo confianza y aunque al principio sólo nos daba una mano a mí y otra al cuidador, finalmente acabó colgándose también de las patas, igual que un niño chico que quiere jugar. ¡Parecía mentira cómo pesaba! Así les acompañamos hasta dentro del recinto donde, finalmente y con mucha pena, nos despedimos del Michelle y del trabajador del Centro. ¡Vaya sonrisa lucí toda la mañana!
Rainforest Discovery Centre
Nos dirigimos rumbo a la otra atracción de Sepilok: El Rainforest Discovery Centre. Precio: 15 RM.
Me gustaría advertiros que si os gusta caminar, podéis dedicarle casi toda la jornada, o bien una mañana larga.
Nosotros no sabíamos que había tantos trails y la verdad es que nos hubiera gustado haber dedicado más tiempo a recorrerlos.
No olvidéis llevaros los prismáticos, especialmente si os gustan las aves. En este Centro, abierto en 2007, se han llegado a avistar ¡más de 250 especies!
Hay dos cosas que no podéis perderos dentro del Rainforest Discovery Centre.
En primer lugar, el recorrido por las pasarelas hasta asomarse a los miradores. Es simplemente espectacular.
Caminar por las alturas permite ver todo desde otra perspectiva y disfrutar más cerca de la flora y la fauna. Por no hablar de las vistas. ¡Increíbles!
El otro must en mi opinión es el jardín botánico, conocido como Discovery Garden. Este rinconcito tiene cierto encanto y al mismo tiempo es muy instructivo, ya que se aprende mucho sobre la flora de Borneo.
Tiene una sección de orquídeas, como no, pero también podréis ver bromelias, plantas que se utilizan en la medicina, otras que se utilizan para cocina y hasta algunas plantas carnívoras.
Aunque no seáis especialmente amantes de las flores, pasear por los intrincados senderos de este jardín encantado no os dejará indiferentes.
Si a la salida estáis demasiado agotados como para andar los alrededor de 3 kilómetros que separan el Rainforest Discovery Centre de la zona de los hoteles, debéis saber que un taxi os cobrará alrededor de 10RM.
Centro de Conservación de Osos Sun
Si os sobra tiempo o sencillamente os gustaría visitar otro centro de rehabilitación de animales, en Sepilok también se encuentra el Centro de Conservación de Osos Sun de Borneo. El Sun Bear es el oso más pequeño del mundo. Ha llegado al borde de la extinción tanto por su utilización como mascota como para propósitos «medicinales». Ni que decir tiene que la disminución de su hábitat también ha tenido bastante que ver, al igual que les ha sucedido a los orangutanes.
Si queréis visitar este centro, debéis saber que abren de 9:00 am a 3:30 pm y que el precio por adulto es de 30 RM y por niño de 12 a 17 años 15 RM.
Otras actividades en Sepilok
Una vez hayáis visitado las tres principales atracciones de Sepilok, no hay mucho más que hacer. Así que os propongo que, con la excusa de tomar algo en sus restaurantes, visitéis algún otro alojamiento que no sea el vuestro. ¿Por qué? porque así comprobareis cómo casi todos tienen áreas con selva o con bonitos jardines por los que pasear sin problema. Por ellos desfila una variada fauna que si prestáis atención podréis observar sin necesidad de esforzaros demasiado. Nuestro favorito, el Sepilok Nature Resort. El restaurante no es lo que se dice barato, más bien precios europeos, pero os lo podéis tomar como si hubierais pagado una entrada por visitarlo. Las cabañas del área de alojamiento tenían también muy buena pinta.
De hecho, nosotros repetimos. El primer día fuimos al atardecer a cenar y fue de lo más romántico. Nos dimos cuenta de que viajeros hospedados en otros hoteles también se habían acercado allí. Desde el restaurante al aire libre se disfruta de la maravillosa vista de un lago. Al estar rodeado de vegetación atrae a diversas aves, así que no olvidéis vuestros prismáticos.
Por fin tuvimos la ocasión de ver un calao rinoceronte o Rhinoceros Buceros que ya se nos estaba resistiendo. Había ya muy poca luz, así que me quedé sin foto. Una pena. Al día siguiente volvimos y a media mañana nos tomamos un refresco y nos relajamos a orillas del pequeño lago. Una maravilla.
Hacia el mediodía nos recogió en nuestro hotel el transfer al aeropuerto.
Lo habíamos contratado directamente en la recepción de nuestro hotel, y nos cobraron 42 RM hasta el aeropuerto. Aproximadamente fue un trayecto de unos 20 minutos.
Pensando en volver algún día, abandonamos Sepilok rumbo a nuestro siguiente destino: La isla de Langkawi.
Próximo capítulo: Langkawi, la joya de Kedah
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