Conocer al pueblo Himba era uno de nuestros principales objetivos al viajar a Namibia. Es por esto que antes de llegar al Parque Nacional de Etosha pasamos un par de noches cerca de Kamanjab. Este pueblo está situado a 45 minutos en coche de Etosha, y más en concreto, de la Galton Gate, ubicada al sur del parque.
Nuestro alojamiento fue el Alpec Bush Camp & Game Park, un lugar realmente especial en medio de un parque natural. Simplemente paseando pueden verse springboks, kudus, jirafas, elefantes… y así hasta 18 especies mas de animales.
También es un lugar ideal para la observación de aves, ya que aquí conviven unas 200 especies. Aunque tiene zona de acampada y también tiendas ya montadas tipo glampling, esta vez dormimos en un chalet.
Eramos los únicos huespedes y el silencio y la soledad en la naturaleza convirtieron nuestra estancia en este lugar en una experiencia inolvidable.
Este alojamiento tan especial se encuentra a tan solo 7 km del pueblo de Kamanjab, en pleno territorio himba.
A la mañana siguiente nos dirigimos a Otjikandero Orphan Village para hacer una visita al pueblo Himba.
Aunque nos presentamos de improviso nos atendieron muy amablemente. Nos asignaron un guía al que tuvieron que avisar debido a nuestra repentina visita.
De todas maneras, se pueden ver mujeres himba vendiendo en puestos de artesanía junto a las carreteras. También nos cruzamos con algunas en las calles de Kamanjab e incluso en el supermercado.
En la visita al poblado te explican su modo de vida y cómo desgraciadamente sus tierras se han visto limitadas a ciertos reductos acordados con el gobierno.
Algunos hoteles permiten al pueblo Himba instalarse en sus terrenos a cambio de poder ofrecer a sus huéspedes visitas guiadas al poblado.
Durante la visita nos explicaron detalladamente cómo elaboran su conocida mascarilla de barro. La aplican por todo el cuerpo tanto por motivos estéticos como para protegerse del sol y los insectos.
También nos explicaron cómo elaboran sus principales comidas y nos enseñaron los principales alimentos de su dieta.
La entrada-donativo al poblado himba de Otjikandero es muy baja y beneficia directamente a la comunidad.
También la venta de sus artesanías es un ingreso añadido.
Si lleváis botellas de agua serán bienvenidas. También el material escolar, aunque en este caso es mejor dárselo a la maestra. En su ausencia, el propio guía os sugerirá a quien entregárselo para que el reparto sea equitativo. Es mejor no dar caramelos a los niños, ya que les provocan caries y no tienen recursos para combatirla.
Un poco de historia
Los Himba son un pueblo semi-nómada, que siempre ha vivido de la cría de ganado. De las vacas consiguen todo lo necesario para vivir. Con la piel del ganado se visten y con sus excrementos construyen las chozas. La leche batida es la base de su alimentación.
De la leche extraen la manteca que mezclan con polvo de color ocre. Este polvo lo obtienen machacando piedras con un componente férrico al que llaman okidé maui. De este modo consiguen el ungüento rojizo tan característico con el que impregnan su cuerpo.
A día de hoy, al vivir en asentamientos asignados, los Himba también cultivan pequeñas huertas. No obstante, el turismo se ha convertido para muchos de ellos en su principal fuente de ingresos.
Los Himba están estrechamente ligados con los Herero. Ambos pueblos comparten sus orígenes y su idioma, el otjiherero. Sin embargo, hace ya más de 200 años que himbas y hereros dividieron sus destinos. El pueblo Himba continuó con su estilo de vida original, mientras que los Herero se fueron adaptando paulatinamente a los nuevos tiempos.
La historia del pueblo Himba se compone de una desgracia tras otra. A principios del siglo XX fueron objeto de persecución y genocidio por parte del gobierno colonial alemán. Después se vieron intensamente afectados por el conflicto bélico que enfrentó a Angola, Cuba y la organización SWAPO contra las fuerzas de Sudáfrica entre los años 1966 y 1988.
A día de hoy, la amenaza viene dada especialmente por las inclemencias producidas por las frecuentes sequías.
Estas sequías llevan al recurrente tema de la construcción de una presa en la zona de Epupa, al norte de Namibia. Esto podría ser todo un desastre ecológico para la región de Kunene, y, en consecuencia, para el pueblo Himba.
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