Nos dirigíamos a Swakopmund tras haber disfrutado del Parque Nacional Namib-Naukluft, y más concretamente de Sossusvlei y Deadvlei. Qué maravilla. Tras una mínima parada en Solitaire y otra en el Trópico de Capricornio, salimos de los límites del parque más grande de África.
Al fin alcanzamos la costa. Pasamos de largo Walvis Bay, el puerto más importante del país. Los alojamientos eran bastante caros porque era fin de semana y gente de todas partes parecen emerger de la nada para acudir como moscas a su casino y también para huir del calor.
No obstante, esta zona es el paraíso para los amantes de deportes «de arena». Si es vuestro caso, también en Swakopmund encontraréis agencias que se dedican a ello, tal y como explico más adelante.
A partir de Walvis Bay y durante 30 kilómetros, disfrutamos del azul del mar a la izquierda y el naranja de las dunas a la derecha. La carretera atraviesa literalmente el desierto.
Finalmente llegamos a Swakopmund donde teníamos previsto hacer noche. Swakopmund es una ciudad bastante turística, de 30.000 habitantes y con muchas reminiscencias coloniales.
Lo más interesante de Swakopmund es su arquitectura de estilo colonial alemán.
Casas, hoteles e incluso la estación, llenan las calles de alegres colores.
También hay un montón de restaurantes de todo tipo, algunos de ellos con mucho encanto. Si paseáis por el Arcade lo comprobaréis.
El Arcade se compone de una serie de calles peatonales plagadas de bares y tiendas de recuerdos. Se trata sin duda del centro turístico de la ciudad.
Un paseo por el muelle o Jetty es un complemento perfecto a la visita a Swakopmund.
¿Queréis obtener las mejores vistas de la ciudad? Pues no dejéis de subir a la torre de Woermannhaus.
A pesar de que las aguas del Atlántico son bastante frías, según en qué época recaléis en Swakopmund, es posible que hasta os apetezca daros un chapuzón en sus playas.
Al igual que en Walvis Bay, también en Swakopmund existen diversas agencias con las que contratar actividades de aventura. Rutas en 4×4, excursiones en quad, recorridos en bicicleta, sand-boarding… las posibilidades son múltiples y variadas.
También podéis hacer autoturismo por vuestra cuenta en los alrededores. «Las planicies de la Welwitschia” es una de las rutas preferidas entre quienes visitan Swakopmund. Es circular y recorre en unas 4 horas el paisaje extraterrestre del desierto del Namib.
Hay varias paradas señaladas en lugares de especial interés. En este enlace podéis descargaros el folleto, aunque os daran una copia cuando obtengais el permiso para hacer la autoruta en el Ministry of Wildlife, Conservation and Tourism en Swakopmund o en Windhoek.
Y si os hace ilusión montar en camello, ¡también es posible!
El museo y el acuario son opciones a valorar si os sobra tiempo. Nosotros por nuestra parte continuamos dirección norte con la ilusión de visitar la colonia de lobos marinos de Cape Cross.