Llegamos a Arrowtown Chinese Settlement en uno de nuestros días de trayecto-stop-trayecto-stop, de esos en los que llegas al alojamiento casi de noche y ni te lo crees.
Arrowtown reúne, en un solo lugar, dos historias diferentes, ambas relacionadas con la fiebre del oro de Nueva Zelanda a mediados del siglo XIX. Por una lado, la historia de la comunidad europea y por otro la de la comunidad china. Ambas se instalaron en la misma ciudad que a día de hoy prospera principalmente gracias al turismo.
La zona europea
La calle principal es donde se instalaron los comerciantes y, en consecuencia, los bancos, mientras que el modesto asentamiento de los mineros chinos se encuentra a las afueras de la ciudad. Dos caras de una misma moneda.
La calle principal de Arrowtown es muy bonita, con árboles y establecimientos que ofrecen una imagen vintage muy atractiva para el turismo y que evoca tiempos de prosperidad.
Las preciosas casitas de colores y los edificios históricos de esta avenida son la viva imagen del centro en el que se desarrollaba la actividad económica de la ciudad.
El asentamiento chino de Arrowtown
En 1847 se contabilizaron unos 3.564 ciudadanos de origen chino viviendo en el área de Otago, a la que pertenece Arrowtown.
La comunidad china se instaló a las afueras de la ciudad, concretamente a orillas de Bush Creek.
Allí vivían de forma modesta en sencillas chozas donde trataban de prosperar a base de duro trabajo, aunque siempre esperando un golpe de suerte en forma de pepita.
Algunas de las cabañas están restauradas y permiten al visitante hacerse una idea de las duras condiciones en las que vivieron estas personas. El paseo tiene carteles explicativos que ayudan a comprender perfectamente las circunstancias que transcurrieron en este lugar a lo largo del siglo XIX.
El paseo principal que recorre la zona europea y el asentamiento chino es sencillo, incluso apto para sillas de ruedas. La duración dependerá de lo que queráis entreteneros. En la calle principal hay baños públicos, tiendas y restaurantes. En la zona del asentamiento chino encontraréis un aparcamiento apto también para caravanas.
Para quien quiera alargar un poco más su paso por este curioso lugar, hay algunas caminatas no demasiado largas que recorren los alrededores.
Arrowtown es sin duda un curioso lugar en el que ampliar nuestros conocimientos sobre la historia de un país tan asombroso como es Nueva Zelanda.