«Nuestra incompetencia nos llevará a la destrucción».
Se cumplen 30 años de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente. Nuestro amigo Félix, el primero que a través de una pantalla nos inició a tantos y tantos niños en lo que hoy conocemos como ecología. Entonces ni siquiera sabíamos que se llamaba así. Tan solo fuimos notando, al hacernos mayores, que en nosotros había germinado una semilla. La del amor por la naturaleza y el respeto a los animales.
No voy a entrar en detalles de su biografía. Tampoco voy a caer en los tópicos de que fue un adelantado a su época y de que nos dejó injustamente antes de tiempo. Todo ello es cierto. Tan sólo me voy a permitir la licencia, desde mi más profunda admiración, de reproducir una pequeña parte de su discurso.
En plena crisis por esta maldita pandemia del coronavirus, os dejo escritas, para la reflexión, unas palabras suyas del año 1972.
«En lo que los naturalistas llaman los ecosistemas (…)
un elemento al que el profano (…) podría no conceder importancia
puede ser un elemento básico, determinante, fundamental y vital
en la supervivencia de toda esa comunidad.
(…) Hoy, a todos los niveles,
se teme que el hombre vaya acabando poco a poco
con la capacidad de la tierra para sustentarle.
(…) Hay un informe dramático según el cual para el año 2000,
que es prácticamente pasado mañana,
el hombre habrá agotado de tal manera los recursos de su planeta,
el hombre habrá contaminado de tal manera
los distintos ambientes de su planeta,
que el hombre no podrá vivir ya en su planeta.
Yo no creo que esto ocurra (…) porque el hombre reaccionará antes. (…)
Pero…¿cuál es el camino para que el hombre reaccione antes?
Para mí no hay más que uno:
el de que las generaciones sensibilizadas, auténticamente sensibilizadas,
que viven en su propia epidermis,
en su propia médula el problema de la conservación
y que han llegado a esa sensibilización a través de ver
y conocer los distintos ecosistemas de su planeta (…)
puedan tener las riendas de un mundo que, de otra manera,
caminará hacia su destrucción».
Sabias palabras de quien se dice fue un visionario, pero que simplemente unía conocimientos y lógica. Mucho más meritorio. Nuestro amigo Félix, a quien algunos contemplábamos en la tele con admiración, sentados en el suelo para estar más cerca, con las rodillas llenas de heridas de trepar a los árboles.
«Mis pequeños naturalistas» – nos llamaba.
Amigo Félix, efectivamente, no te tenías que haber ido cuando te fuiste. Dejaste el planeta huérfano demasiado pronto. A ti te dedico hoy mi post «Sostenible y solidario». Siempre te recordaremos como al mejor de los maestros.
«Me toca decirles nuevamente no adiós, sino hasta luego. Creo que, en la vida nunca se puede decir adiós, pues formamos parte de un universo que se reconstruye a sí mismo… Somos eslabones en una larga cadena cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos y cuyo fin está todavía por forjar».