“La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado
por la forma en que sus animales son tratados“.
Nada más y nada menos que 30 millones de atropellos de animales con resultado mortal se producen cada año tan solo en las carreteras españolas. Según un estudio de la SCV, unos 12 millones serían aves, 5 millones aproximadamente mamíferos salvajes, 9 millones serían anfibios y 4 millones reptiles.
A esto habría que sumar el elevado número de atropellos de animales domésticos. La mayoría de ellos tienen lugar en carreteras nacionales y comarcales. Por desgracia son muy frecuentes y son perros y gatos quienes se llevan la peor parte.
Este mismo estudio advierte que todo tipo de animales son susceptibles de ser atropellados, pero que existen grupos de mayor riesgo. Los animales que realizan migraciones en busca de alimento o para aparearse son más proclives a ser atropellados en la carretera.
Esto es fácil de comprobar, ya que en temporadas de migración el número de atropellos de animales se incrementa notablemente. Otro de los grupos más numerosos de atropellos se produce entre los animales que encuentran su alimento en las zonas aledañas e incluso en las propias carreteras. No hay que olvidar que los propios animales atropellados atraen a otros animales en busca de alimento y esto constituye otra fuente de riesgo para ellos.
Por otro lado, algunos atropellos de animales se deben a que las carreteras han dividido su territorio. Es el caso del lince ibérico, en peligro de extinción, y cuyo número mengua cada año.
Los datos de los que estamos hablando están basados en estudios realizados en nuestro país y publicados por la DGT. No obstante, todo ello es trasladable a cada uno de los rincones de nuestro planeta a los que ha llegado el hombre y la supuesta «civilización» motorizada que le acompaña.
Obviamente, el propio ser humano también es parte afectada. Mismamente, en el año completo en que duró el estudio, tuvieron lugar en nuestro país 366 accidentes producidos por atropellos de animales. En ellos fallecieron un total de 20 personas.
Túneles y barreras para anfibios, pasos elevados y subterráneos para mamíferos. Vallas, superficies reflectantes, barreras de olor, señales de tráfico… Todo es poco para tratar de disminuir el número de personas y de animales que encuentran la muerte cada año en las carreteras.
Aunque a lo largo del mundo no faltan señales de advertencia para tratar de prevenir los atropellos de animales, lo cierto es que, si no las tenemos en cuenta, de poco sirven.