la peor, demasiada bebida». Proverbio vikingo.
Tanto el panorama nacional como el internacional, están plagados de fiestas, homenajes y festivales que pueden ser el complemento perfecto a nuestros viajes. Es por esto que he decidido estrenar nueva sección en mi blog: «La Agenda Viajera».
La Comunidad Autónoma de Galicia, especialmente en verano, es un conglomerado de fiestas y más fiestas populares. Es imposible perderse unos días en estas maravillosas tierras sin que nos encontremos con algún tipo de celebración.
Además de las fiestas en honor a sus patrones, existen mil y una variedades más. Las fiestas tradicionales y gastronómicas junto con los festivales musicales de todo tipo, hacen de Galicia un destino de diversidad y diversión para todos los gustos.
En merecido homenaje a las tierras gallegas y para inaugurar la sección «La Agenda Viajera», voy a empezar directamente por la celebración de la que acabo de volver: La Fiesta Vikinga de Catoira.
La Fiesta Vikinga de Catoira lleva celebrándose desde el año 1960. Lo que comenzó siendo una fiesta modesta se ha ido convirtiendo poco a poco en algo de mucha más repercusión. Esta localidad con cerca de 3.500 habitantes en estos días ve incrementados sus visitantes de manera espectacular.
La Fiesta Vikinga de Catoira fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en el Año 1988 y de Interés Turístico Internacional en el Año 2002. Desde su declaración como fiesta de Interés Turístico Internacional Catoira está orgullosamente hermanada con la localidad danesa de Frederikssund.
La fiesta da comienzo hacia las 10 de la mañana del sábado. Diversos grupos folclóricos animan las calles y campas de Catoira y se dirigen hacia el lugar de la celebración. Esta tiene lugar en una explanada junto a la ría, donde se ubican las Torres de Oeste.
Estas torres datan, según los hallazgos en ellas realizados, de por lo menos la época castreña. No obstante, podría existir un margen de error debido a que algunos restos datarían de fechas anteriores. Las Torres de Oeste fueron testigo mudo de numerosos ataques foráneos, entre otros, los conocidos ataques vikingos.
En dicha campa se instala un mercadillo medieval con puestos más o menos relacionados con la temática de la fiesta. Desde el comienzo del día se reparten mejillones al vapor y vino de la zona. Para quien quiera descansar un rato, existe un bonito paseo que comunica la zona de las torres con la playa.
Por la noche hay una cena vikinga para la que hay que adquirir pases. Puede hacerse contactando con la biblioteca de Catoira en el teléfono 986 546 801 de 9:00 a 14:30 h. Para acudir a la cena es requisito imprescindible ir vestido de vikingo.
El momento cumbre de la Fiesta Vikinga de Catoira es el desembarco. Este se produce hacia las 13 h del domingo justo junto a las Torres de Oeste. En un barco réplica de las naves vikingas del siglo XI llegan los vecinos de Catoira enfundados en sus atuendos para la ocasión.
Algunas naves más pequeñas acompañan al barco principal en su llegada a la costa. El resto de los vecinos y visitantes representan la resistencia a la invasión y se producen una serie de divertidas batallas donde además de las espadas de atrezzo, el vino es la principal arma arrojadiza.
Para apuntarse a la Fiesta Vikinga como «invasor» y llegar en barco, puede hacerse desde la página web del ayuntamiento. Pero… también hay un requisito imprescindible, ¿lo adivináis?, ¡efectivamente!, hay que acudir vestido de vikingo.
Finalmente el rey Ordoño I, hijo de Ramiro I, tomó la decisión de expulsar a los vikingos enviando un ejercito al mando del conde Pedro Theon. Los vikingos finalmente se vieron obligados a retirarse, ya que fueron destruidas buena parte de sus naves. En 899 los vikingos volvieron a Galicia con la intención de atacar Santiago de Compostela, pero nuevamente fueron expulsados.
Como hacia 951 los vikingos seguían insistiendo, todos los pueblos vivían en un continuo estado de alerta. Temiéndose lo peor reforzaron las aldeas y ciudades y tomaron todo tipo de precauciones frente a posibles nuevos ataques. Pero en el año 968 llegó a Galicia una extraordinaria flota de 200 naves comandadas por el temible Gundræd. Se dividieron de manera que la mitad atacaron por tierras Bretoñas y la otra mitad introduciéndose por la ría Arousa.
Tras conseguir su objetivo de ocupar Santiago y dispersarse por Galicia, camparon allí a sus anchas durante tres años. Por fin, el conde Gonzalo Sánchez logró vencerles en el año 971. El famoso Gundræd cayó muerto cerca de la ría de Ferrol, y la mayoría de sus naves fueron incendiadas.
– Carril, un pequeño pueblo famoso por la calidad de sus almejas. Por las mañanas se puede ver a las mariscadoras faneando.
– Las Dunas de Corrubedo. Playas infinitas con la duna movible más grande de Galicia. Su belleza compensa el frío de sus aguas.
– El balneario de Cuntis, un estupendo complejo de aguas medicinales con piscinas interior y exterior.
– Caldas de Reis. Este pueblo posee sin duda rincones de gran encanto. Además del pueblo en sí existe un paseo desde sus jardines hasta unas cascadas y pozas donde es posible el baño… si os gusta el agua fría, claro.
– Ilha de Arousa está unida a la península por un largo puente de casi 2 kilómetros. Nosotros la recorrimos en bicicleta, pero también es posible hacerlo en coche. El Parque Natural de Carreirón y sus recónditas playas coronan el sur de la isla.
– Combarro. Este pueblo de las Rías Baixas es extraordinariamente turístico. Su principal atractivo consiste en una serie de hórreos tradicionales situados en la orilla del mar. Sus estrechas y empedradas callejuelas están repletas de tascas y pequeñas tiendas de recuerdos.
Estos son tan sólo algunos de los ejemplos de los maravillosos lugares que podéis visitar en las Rías Baixas, y más en concreto, a tiro de piedra de la ría de Arousa. Las posibilidades son casi infinitas, así es que ahí va una sugerencia…¡dejaos llevar!