“Cuando salgamos del enfrascamiento de nuestro propio ego, y cuando escapemos como ardillas de la jaula que es nuestra personalidad para volver nuevamente al bosque, temblaremos de frío y de miedo. Entonces nos pasarán cosas que harán que no sepamos quiénes somos.
La vida fresca y reveladora se nos adentrará”.
Aunque haya personas que veraneen en el pueblo o incluso permanezcan en su propia ciudad, cada vez más gente opta por viajar. La aparición de los vuelos low cost y los alquileres de casas por internet, han hecho que los precios sean más asequibles. Esto ha abierto una ventana al mundo haciendo que conocer otros lugares y culturas esté cada vez al alcance de más personas.
Estudios psicológicos han demostrado que viajar motiva para seguir adelante, incentiva la alegría, incrementa la cultura y también el autoconocimiento. Todo ello estimula la mente y el desarrollo personal, por lo que nos acerca más a la felicidad.
Tal y como os conté en el post «Viajar y la Felicidad», hay estudios que relacionan la felicidad con las experiencias que hemos acumulado en nuestro tiempo vivido. Pero hoy vamos a hablar de otros estudios, los que dicen que viajar prolonga la vida.
Pero, ¿cómo puede ser eso? Obviamente no es el propio hecho de viajar lo que conduce a la longevidad, sino los beneficios de viajar. Unos beneficios psicológicos que no son para nada despreciables, ya que está más que demostrado que pueden mejorar la calidad de vida y, por lo tanto, prolongarla.
Según los estudios que han llevado a esta conclusión, no es necesario que el viaje sea largo o que sea al extranjero. No es imprescindible que sea a lugares lejanos o a destinos tropicales. Tampoco es un requisito esencial el hecho de que sean viajes caros. La realidad es que todos los viajes sirven, aunque no obstante, hay viajes que aportan más que otros a nuestra experiencia vital.
Sin embargo, se sabe fehacientemente que hay viajes que contribuyen en mayor medida que otros a recuperarse de etapas especialmente difíciles, tristes o estresantes de la vida.
Si desgraciadamente estamos pasando por una de estas etapas, siempre nos darán un mayor empujón:
– Los viajes que supongan experiencias nuevas, porque estimulan más la mente.
– Aquellos que incluyan actividades que sean de nuestro gusto, puesto que nos aportarán un mayor interés y positivismo.
– Los viajes que realicemos solos o con gente desconocida, ya que nos harán darnos cuenta de que podemos sobrevivir sin nuestro entorno. Esto nos aportará seguridad en nosotros mismos.
– Aquellos viajes que tengan algún cometido de tipo espiritual, puesto que nos ayudarán a reflexionar y a autoanalizarnos.
– Los viajes de dos semanas de duración o más. No todo el mundo puede permitírselo, y no solo económicamente, sino por obligaciones familiares o laborales. Sin embargo, dicen los psicólogos que es el tiempo que se necesita para desconectar realmente de la rutina y los problemas.
– Aquellos viajes que tengan como destino lugares con una cultura diferente a la nuestra. Esto abrirá nuestra mente y nos hará ser personas más comprensivas, respetuosas y empáticas para con otras culturas.
Resumiendo, algunos de los beneficios de viajar son:
– Incrementar virtudes que ya poseíamos y hacer emerger algunas que incluso nosotros mismos desconocíamos.
– Aprender a tener paciencia, a conocer nuestros defectos y a convivir.
– Probar nuestros límites, ya que aprender a conocernos mejor a nosotros mismos es uno de los principales beneficios de viajar.
– Gracias a la desconexión, se reduce el estrés y la ansiedad que muchas personas padecen en su día a día.
– Quienes tengan problemas de comunicación social, verán en los viajes un acicate que les hará sacar la cabeza del caparazón.
– Decir adiós a las inseguridades y al miedo. En un momento en el que lo primordial es salir airoso de una situación, los complejos desaparecen.
– Adiós estereotipos y prejuicios sobre otras razas, personas, países o lugares. Esto nos hará no sólo más cultos, sino más abiertos de mente y más empáticos y respetuosos con las costumbres diferentes a las nuestras.
– Dedicar tiempo a lo que nos gusta, sin duda nos inyecta felicidad. Este es uno de los principales beneficios de viajar.
– Y si el viaje realmente toca tu corazón, te puede llevar incluso a replantearte tu modo de vida, hacerte cambiar la visión del mundo y hacerte reordenar tus prioridades.
Cuánta razón!! Con tú permiso, he compartido
Gracias Susana, de eso se trata!