«Hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana,
y del Universo no estoy seguro». Albert Einstein.
El meteorito de Hoba es a día de hoy el mayor objeto procedente del espacio de que se tiene registro.
Antes de que los meteoritos alcancen la tierra, van siendo destruidos de camino por la propia atmósfera. La mayoría quedan reducidos a pequeños granitos de arena.
Pero en ocasiones, se produce un fenómeno como el del meteorito de Hoba.
No sucede todos los días que caiga sobre la tierra un meteorito de 66 toneladas.
El descubrimiento data del año 1920 en el norte de Namibia. Un granjero estaba arando sus tierras cuando sintió que la hoja del arado golpeaba algo duro.
Al inspeccionarlo, el hombre se percató de que era una piedra bastante considerable y de aspecto metalizado.
Tras darse el aviso y revisarse el hallazgo, se llegó a la conclusión de que se trataba de un meteorito caído del espacio hacía unos 80.000 años. El científico J.Brits fue el encargado de realizar el informe sobre el hallazgo. El original de este informe se encuentra en el Museo Grootfontein en Namibia.
Por otra parte, y «gracias» a ese afán tan inglés por coleccionar tesoros de otros países, podemos encontrar un trozo del meteorito de Hoba en el Tatton Park de Cheshire.
El tamaño del meteorito de Hoba es de 2.7 x 2.7 x 0.9 metros. Es curioso que sus dos caras más grandes sean prácticamente planas. No obstante, es casi seguro que su tamaño era mayor en un principio. Por un lado, es de suponer que sufrió la desintegración propia del roce de la atmósfera.
Como este roce produce la consecuencia del frenado, quizás este pudiera ser el motivo de que no haya un cráter alrededor. Por otra parte, también se cree que pudo ser mermado debido a robos y saqueos ya que está compuesto principalmente por hierro (84%), níquel (16%) y algo de cobalto.
El meteorito de Hoba fue declarado Monumento Nacional en marzo de 1955 tras haber sido donado al gobierno de Namibia.
Debido a su masa, sigue conservando la misma ubicación y posición en que se encontró.
El meteorito de Hoba es un atractivo añadido si se visita un país tan maravilloso como Namibia. Puede ser el colofón a un viaje por las famosas dunas del Namib y por el fantástico Parque Nacional de Etosha. Totalmente recomendable.
Por estos lares tampoco son extraños los meteoritos. Por poner un ejemplo, tan solo entre enero y noviembre de 2017 y según los responsables del proyecto SMART (Spectroscopy of Meteorids in the Athmosphere by means of Robotic Technologies), 21 bolas de fuego sobrevolaron la Península Ibérica. ¡Será cuestión de echar un vistazo hacia arriba de vez en cuando!