«Una vez al año ve a algún lugar en el que nunca hayas estado antes».
En un post anterior de la sección «Disfrutando la Naturaleza» os hablé sobre el glamping, la moda natural en auge para hospedarse disfrutando del aire libre pero con comodidades.
Vimos alojamientos de lo más original que podían ser considerados glamping, o no, según se mirase.
Bien, hoy voy a continuar proponiéndoos hospedajes con un toque diferente a lo largo y ancho del mundo siguiendo los parámetros de esta moda natural.
En todos ellos, el mimetismo con la naturaleza es el protagonista indiscutible, así que en vuestras manos dejo la decisión de que los consideréis glamping o no.
– Los rondavels son chalets redondos de estilo africano.
Podemos encontrarlos en distintos países del áfrica meridional, como en el Hlane National Park (Swazilandia) o el Masama Camp y el Gweta Lodge (Botswana). De hecho, el África Austral es la cuna de esta moda natural que es el glamping.
– Chozas zulús. Siguiendo con el tema africano, nada como dormir en un poblado zulú. Bien es cierto que hoy en día están bastante enfocados al turismo, pero no por ello deja de ser toda una experiencia.
Los hombres trabajan fuera, en las ciudades, y sólo vuelven al poblado cuando pueden permitírselo. Mientras tanto, ancianos, mujeres y niños se ocupan de hospedar turistas y así colaborar con la economía del hogar.
– Las cápsulas de fibra de vidrio del Campamento Whichaway están ubicadas en la Antártida. Son totalmente ecológicas y funcionan a base de energías renovables. Simulan iglús pero se pueden desmontar fuera de temporada o a demanda.
– Los domes son construcciones ecológicas y geodésicas. Los del Eco-Camp Patagonia fueron pioneros en Sudamérica y en el mundo en cuanto al respeto por la naturaleza y el disfrute del viajero. Ubicados junto a las Torres del Paine, el paisaje es más que espectacular. Glamping en toda regla.
– Las cuevas. Sin irnos tan lejos, en algunos pueblos de España existe la posibilidad de hospedarse en cuevas.
Antiguamente servían como viviendas, pero poco a poco su uso como tal fue desapareciendo y hoy en día se han ido recuperando como alojamiento turístico. Es el caso de las Cuevas de Las Bardenas en Valtierra (Navarra)
– Las jaimas son tiendas en el desierto. Pueden encontrarse tanto como alojamiento sedentario como alojamiento nómada. Es el caso de los campamentos turísticos que se montan en el desierto del Sáhara, en Marruecos. Los viajeros pueden pernoctar en ellas tras haber llegado en camello hasta su destino. Estos tours pueden contratarse en el propio Marrakech.
– Raft house o casas sobre el agua. Nos suenan de lugares como la Polinesia y demás destinos exóticos. Y en realidad así es.
Pero no todo el mundo sabe que también es posible encontrarlas en otros lugares. Es el caso del Punta Caracol Aqua Resort en el archipiélago de Bocas del Toro (Panamá) o algunas raft houses bastante más económicas en el Parque Nacional Khao Sok (Tailandia).
Seguro que no son tan lujosas, pero la experiencia será sin duda inolvidable.
– El faro. Dormir en un faro escuchando rugir al mar toda la noche, es un sueño para los amantes del océano y de la aventura. Podemos encontrar esta opción en diversos destinos turísticos. No obstante, tenemos la suerte de tener algunos de ellos muy cerca, como el Hotel El Far, en Gerona.
– Barcos. Dormir en un barco es el sueño de muchos. La manera más habitual es, obviamente, realizando un crucero. Pero no todo el mundo es capaz de soportar el envite de las olas sin marearse. El legendario trasatlántico Queen Mary, está pasando su jubilación atracado de forma permanente junto a la costa de Long Beach, California. De esta manera, los huéspedes pueden reservar las noches que quieran a bordo de este mítico barco sin tener exponerse a las inclemencias de altamar.
Otra manera de disfrutar de las delicias de pernoctar en un barco es hacer un mini-crucero. En esto existe una gran variedad de posibilidades. La compañía Brittany Ferries ofrece mini-cruceros que salen de Bilbao y Santander a Portsmouth o Plymouth.
Otra opción completamente diferente, es contratar ya en destino un tour con pernoctación de una o dos noches en un barco. Esto puede darse por ejemplo en un tour monotemático de buceo, snorkel o pesca. Un ejemplo son las islas Similan, en Tailandia, cuyas aguas albergan a diario pequeños barcos en los que pasan noche quienes aman la vida marina. También puede darse el caso de pernoctar en mini-cruceros con un simple interés turístico. Es el caso de las tradicionales embarcaciones que se acumulan en la Bahía de Ha Long, en Vietnam.
– Un observatorio volcánico también es una opción original en la que pernoctar. Y también desde luego es un lugar increíble para disfrutar de la naturaleza…incluso demasiado cerca.
Un ejemplo lo tenemos en el Arenal Observatory Lodge, en Costa Rica. Se encuentra en las faldas del Volcán Arenal y nació como alojamiento para científicos y vulcanólogos de todo el mundo.
Hoy en día, turistas y viajeros curiosos pueden hacer uso de sus habitaciones, jardines e instalaciones. Una opción increíble.
– Cabañas nórdicas. En países nórdicos como Islandia o Finlandia, podemos encontrar cabañas de alquiler turístico construidas según los prototipos de la zona. Suelen ser de madera y pueden encontrarse en parques naturales, a orillas de un lago o simplemente en mitad de un paisaje extraordinario. Pura moda natural.
– Pousada. Una pousada es un alojamiento típico, bien de Portugal, bien de Brasil. Suelen ofrecer menos comodidades que un hotel, pero son insuperables en ubicación. En lugares como el estado de Mato Grosso, en Brasil, se ofertan paquetes de varios días en pousadas. Algunas de ellas, como la Pousada Santa Clara suelen incluir múltiples actividades al aire libre. Paseos a caballo, salidas en jeep para observación de fauna, caminatas con guías, excursiones en barca para pescar pirañas… Disfrute total en plena naturaleza.
– Un castillo. Y si tiene un fantasma, mejor. Es un cebo incomparable para ofertarlo a los amantes de las historias de terror. En Irlanda podemos encontrar el Culloden Castle que ofrece además «paquetes fantasmales». En ellos se incluyen visitas guiadas por las habitaciones con el historial más truculento.
Algo más económico es el Foulksrath Castle, el hostel más antiguo de Irlanda. Como castillo data del siglo XVI, pero se abrió como hostel en el año 1948. En él también escucharéis historias de fantasmas.
– Shamiana. Es un tipo de tienda ceremonial que tradicionalmente se utiliza en la India para celebrar eventos. Es de origen mogol y hoy en día su uso se ha extendido como alojamiento glamping. Un ejemplo es el Amarya Shamiyana en Goa.
– Tubos de hormigón. Dormir en uno de ellos es una excentricidad que podemos permitirnos en lugares como el Dasparkhotel en Ottensheim (Austria), o el Tubotel en Langkawi (Malasia).
– Contenedores de barco reciclados. Es la propuesta de The Box Lipe, en la isla tailandesa de Koh Lipe. Una experiencia única aderezada además con un restaurante de comida española por si tras varios días de periplo oriental os apetece variar.
– Entre cafetales. La idílica ubicación de algunos alojamientos centroamericanos y sudamericanos incluye vistas a sus famosos cafetales. Es el caso del Sanchiri Lodge, en la cordillera central costarricense, otro ejemplo de esta moda natural.
– Chozas de totora. Por ejemplo, las de las Islas flotantes de los Uros, en el Lago Titicaca. La totora es una especie de junco muy resistente del que también están formadas las propias islas. Quienes se alojen en este mágico lugar experimentarán la hospitalidad y simpatía de sus gentes. También hay la posibilidad de practicar la pesca al estilo local y la fabricación de artesanías típicas.
– Longhouse. Con este término se conocen las famosas casas comunales de algunas tribus de Malasia e Indonesia. Se puede pernoctar en una de ellas simplemente por una noche o bien contratando un tour de varios días. Es una de las mejores maneras de unirnos a esta moda natural que es el glamping.
Al igual que en las Pousadas brasileñas, la opción de varios días nos da la oportunidad de realizar diferentes actividades con miembros de la tribu: pesca, artesanía, paseos por la selva, prácticas con instrumentos y cerbatanas… Cada tribu tiene un tipo diferente de Longhouse. Una de las favoritas de los viajeros es la de la tribu Iban, antiguos cortadores de cabezas.
Seguro que vosotros mismos conocéis algunos ejemplos más. Glamping o no, es la moda natural en auge sin renunciar a las comodidades. ¡Las posibilidades son casi infinitas!
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